Uno de los propósitos más enlistados cada año es "bajar de peso". Pero, sea cual sea la época y las razones que tenemos para hacerlo (salud, estética, desintoxicarnos de los excesos navideños, en fin), realizarlo sin supervisión médica y recurrir a dietas milagrosas o productos mágicos que se anuncian sin respaldo científico pueden ocasionar más problemas que beneficios. Tanto si se trata de pastillas como de bebidas, tés o suplementos "naturales", debemos estar muy al pendiente no sólo de sus componentes, sino de los muchos efectos adversos que pueden ocasionar en nuestro organismo.
¿Qué debemos tomar en cuenta antes de decidir probarlos?
Hay una regla básica de los suplementos de dieta: ninguno es un sustituto de la buena alimentación y la actividad física. Es cierto que algunos pueden contribuir a que nuestro sistema elimine grasa y toxinas con más facilidad, pero por sí solos, poco o nada benefician la salud. En algunos casos, existen suplementos que no contienen sustancias naturales sino sintéticas, como los derivados de las anfetaminas -ya sea benzodiacepina o bloqueadores beta- lo que puede significar efectos secundarios adversos en nuestro organismo. En internet hay millones de páginas que promueven la pérdida de peso de manera fácil, la mayoría sin regulación oficial y sin ninguna garantía científica de lo que se está vendiendo. El comercio de estos productos es sumamente lucrativo por lo que son pocos quienes muestran los ingredientes verdaderos que contienen.
Los suplementos alimenticios de venta en el mercado contienen diferentes propiedades, por ejemplo, algunos aumentan el metabolismo y queman grasa, otros inhiben el apetito, desintoxican el organismo o previenen la oxidación celular. La propuesta es enorme: semillas de girasol, fibra soluble, chía, vinagre de manzana, aloe vera, creatina, polen de abeja, en fin. De venta en diferentes presentaciones que incluyen cápsulas o pastillas, inyecciones, licuados con proteínas o infusiones.
La Secretaría de Salud advierte el riesgo de adquirir suplementos dietéticos. Pueden llevarnos a adquirir riesgos innecesarios, ninguno de estos productos nos adelgazarán o curarán enfermedades por sí solos, si bien en algunos casos podrán ayudar a mejorar la calidad de vida a mediano y largo plazo, lo ideal siempre será llevar una dieta balanceada, hacer a un lado el sedentarismo y sobre todo, acudir con nuestro médico familiar, él podrá canalizarnos con un especialista en caso de necesitarlo.